Editoriales.
Porque
decir que la política y la religión no pueden ir de la mano juntas, un
religioso al igual que cualquier otra persona común también tienen el derecho
de ocupar un cargo político, la sociedad lo sataniza como algo ilógico y
estúpido, como medio consideramos que son personas con capacidad de tomar el mando de una
nación.
La
religión y la política muchos la consideran como una mezcla peligrosa, se
considera que el Estado debe ser laico, que si un ministro de cualquier
religión fuese presidente de un país se crearía una división, porque este
emplearía en las personas la religión a la cual pertenece este ministro ya que vivimos
en mundo donde existen una variedad de creencias.
En Honduras el presidente del Congreso Nacional,
Mauricio Oliva, presentó en noviembre de 2018 en el Congreso, un proyecto para
reformar el artículo 77 de la Constitución de la República de Honduras, que
impide que ministros de diversas religiones aspiren a cargos de elección
popular.
El artículo dice: "Se garantiza el libre
ejercicio de todas las religiones y cultos sin preeminencia alguna, siempre que
no contravengan las leyes y el orden público.
Los
ministros de las diversas religiones, no podrán ejercer cargos públicos ni
hacer en ninguna forma propaganda política, invocando motivos de religión o
valiéndose, como medio para tal fin, de las creencias religiosas del pueblo".
Los
religiosos son personas preparadas, de paz y conocen muy bien a la sociedad,
conocen sus necesidades, entre otras cosas, por lo que ellos hacen de llevar la
palabra de Dios a muchas personas entonces les permite estar más cerca de
estos.
Durante gran parte del siglo XX, la religión y la política
caminaron más separadas que nunca en la Historia. Sin embargo, en un
determinado momento de sus décadas finales, se produjo una espectacular inversión.
Para los cristianos, ha sido siempre claro que la religión y
la fe no están en el círculo de la política sino en el círculo de la realidad
humana. La política, el Estado, no es una religión.
Cuando se presenta un hecho de que un político quiere optar por
meterse a la política, crea discordia en una sociedad, empiezan a especular que
lo hacen por ambición, porque quieren más dinero, que sería más fácil de
manipular a la población ya que son hombres buenos.
La política es vista como mala, que cambia a las personas las
corrompe y estas juegan con los sentimientos y miedos de los individuos.
Porque negar un derecho a un ministro de una religión de que
quiera ser político y religioso a la vez, si siente que es capaz y puede tomar
el mando de una nación lo podría intentar, además si las personas lo eligieran
es porque así lo considerarían.
Debemos de dejar atrás todos esos tabú de que la religión y
la política son como el agua y el aceite y que nunca se beben de estar
mezclados.
Un político se debe de preocupar por el bienestar de un país
y un religioso por unir al humano a Dios, pero este también se puede preocupar
por lo que necesita un individuo y si siente que puede ayudarlo y salir del círculo
donde se encuentra podría demostrarlo.
En el pasar de los años la política ha ido cambiando
bastante, muchos políticos envueltos de actos de corrupción, plantarse mas
tiempo en el poder que está estipulado
según las ley, estas podrían ser las razones por las cuales muchos religiosos
quieren entrar en el mundo de la política, para hacer un cambio.
Los hondureños están cansados y ya no creen en los políticos
actuales y un religioso podría ser una buena opción para cambiar la situación
en la que se encuentra nuestra nación, ya que cuando una persona se convierte
en la autoridad de un país su objetivo es velar por el bienestar de las
personas.
Honduras arde en llamas.
Es
preocupante la masiva cantidad de incendios forestales que arrasan con nuestros
bosques, es un problema de nunca acabar que lastimosamente siempre se da en
mayor grado en la temporada de verano por el tipo de clima.
Estos
siniestros se elevan y el daño que ocasionan a la flora, fauna y todo el medio
ambiente es desalentador, siendo los bosques fuentes de riqueza y bienestar
para los seres vivos.
Por
la capa de humo que queda en el aire producto de estos incendios, se disparan
el número de enfermedades respiratorias en el país, los niños y ancianos son
los más afectados al respirar este aire contaminado, poniendo en riesgo su vida.
Y
no digamos de las olas de calor insoportable que nos toca soportar, trayéndonos
también consecuencias muy graves en nuestra piel.
Desgraciadamente
más del 90% de los incendios forestales han sido causados por la mano del
hombre, conocidos como pirómanos, es desgarrador ver arder en llamas los pocos
árboles que nos quedan por culpa de estos individuos sin alma, generando un
gran daño al ecosistema y las personas que lo conformamos.
¿Qué
ganan estas personas metiendo fuego a los bosques? Es tan ilógico porque
también se están perjudicando a ellos mismos y esto también traerá
consecuencias muy grandes para las futuras generaciones.
El
Benemérito Cuerpo de Bomberos de Honduras realiza una ardua labor cada vez que
se presentan estos hechos, corriendo un gran peligro, un caso
reciente de exposición de la vida misma por el cuidado de los bosques y que por
controlar un incendio a la altura de la Montañita Francisco Morazán, fue en
abril de 2018 donde perecieron 4 bomberos y solo uno logro sobrevivir, me
refiero al Cabo Ever Velásquez.
Años
atrás Honduras se caracterizaba por tener una rica vegetación, hermosos
bosques, variedad de plantas y animales, pero desafortunadamente con el pasar
del tiempo todo esto ha ido cambiando con tanta deforestación, incendios
forestales, calentamiento global y muchos factores.
Ahora
solo nos toca presenciar paisajes tristes secos en su totalidad, sabiendo que
los árboles son generadores del oxígeno que llega a nuestros pulmones, ya se
acabó el aire limpio y puro, ya no se siente aquel frio tan delicioso que nos
obligaba a sacar a nuestros abrigos.
Además,
debemos de saber que los bosques actúan como
esponjas, capaces de recoger y almacenar grandes cantidades del agua de lluvia,
pero ante la escasez de estos se han perdido gran cantidad de ríos y la sequía
que se vive en estos momentos es alarmante, las represas ya no tienen agua,
este líquido de vital importancia para la humanidad.
Según
el Instituto de Conservación Forestal (ICF), la quema de 21,438.36 hectáreas de
bosque a nivel nacional registradas, ha dejado perdidas que oscilan entre 321.6
millones y 428.7 millones de lempiras.
Un
estudio de la Universidad Nacional de Ciencias Forestales (Unacifor), elaborado
hace unos años, concluyó que en cada hectárea incendiada tiene un costo de
alrededor de 20,000 lempiras; pero para el Colegio de Profesionales Forestales
de Honduras (Colproforh), el costo de cada hectárea quemada fluctúa entre
15,000 a 20,000 lempiras, dependiendo de la ubicación.
La
ley forestal de Honduras establece penas de hasta 12 años de prisión a quienes
prenden fuego a los bosques, pero casi nunca estas personas provocadoras de los
incendios son detenidas.
Hay
una indiferencia muy grande por parte de las autoridades por buscar soluciones
y medidas inmediatas a esta situación que se vive todos los años en el país.
Los
hondureños no bebemos de quedarnos de brazos cruzados, sino hay voluntad por
nuestros dirigentes nosotros tenemos que buscar opciones por otro lado, el
reforestar debería de emplearse como obligatorio.
No
hay peor plaga que nosotros los humanos, estamos destruyendo nuestro medio
ambiente y no vemos las consecuencias que estas nos provocan, somos tan
egoístas.
Es
tiempo de recapacitar y ponernos la mano en la conciencia, amar al planeta como
se lo merece y buscar soluciones rápidas, porque el día de mañana nos vamos a
lamentar y ahí ya será demasiado tarde.
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